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Uno de los mejores álbumes de este año me ha ayudado a sobrevivir dentro de toda esta basura digital que nos rodea: televisión, radio y medios que repiten discos clásicos de Universal mezclados con contenido superficial y cringe digital. Es frustrante ver emisoras de radio que no hacen su trabajo correctamente y que solo comparten publicaciones del gobierno, llenando programas de hasta 25 minutos alabando lo “bueno” que ha sido para todos nosotros.

Science, Not Fiction: es el disco que demuestra que El Duende Naranja todavía tienen los colmillos más afilados. Con este ya son diez discos a las espaldas, y en lugar de sonar cansados, suenan con más rabia y ideas que nunca. La salida del bajista original pudo hundirlos, pero en su lugar metieron a Harry Armstrong, un colega de toda la vida, que le dio una patada en el culo al bajo y le injectó sangre nueva a la banda.

Por allá del año 2021, Wolfmother sorprendió con un disco que apareció casi de la nada: Rock Out. No hubo disquera detrás, ni gran maquinaria de distribución, ni un ejército de promotores; fue un lanzamiento directo, crudo y sin adornos corporativos. Apenas media hora de duración, diez canciones que parecen hechas para sonar en vivo más que para buscar la perfección de estudio.

Estaba leyendo hoy en la mañana una nota que me apareció —porque, bueno, necesito leer, necesito estar en contacto con toda esa fauna digital que escribe “contenido” para internet—, y aunque mi trabajo no depende directamente de escribir, ni gano dinero por hablar de los grandes conceptos culturales que nos azotan como país, igual me interesa estar ahí, husmeando entre lo que la gente publica, así no sea para andar quejándome de todo... al menos no todo el tiempo.

dúo británico Disclosure, formado por los hermanos Guy y Howard Lawrence, lanzó en 2020 su tercer álbum de estudio “Energy”, un trabajo que reafirma su lugar como referentes de la música electrónica contemporánea. Conocidos por su mezcla entre house, garage y pop electrónico, Disclosure había conquistado al público en la década pasada con discos como Settle (2013) y Caracal (2015).

Emerson, Lake & Palmer (ELP) fue una de las bandas más influyentes del rock progresivo en la década de 1970. El trío estaba formado por tres músicos que ya tenían experiencia en otras agrupaciones de renombre: Keith Emerson, conocido por su trabajo con The Nice y considerado uno de los tecladistas más innovadores de su época; Greg Lake, exintegrante de King Crimson, con una voz melódica y poderosa además de ser bajista y guitarrista; 

Esa bandota, la verdad, me recuerda mucho a ese movimiento que todos juran haber descubierto por ahí de los años 2000, bien revuelto, una mezcolanza de metal con rock and roll, pero pesado, ya sabes, ese estilo a lo Pantera, a lo Kyuss, y muchas cosas “verdaderas”, según los expertos de YouTube. Pero bueno, el verdadero punto llegó cuando me puse a leer información de otras fuentes —ya sabes, las que no juegan a ser el Ministerio de la Verdad en Facebook— y ahí fue cuando empecé a verlo como parte fundamental de una década musical impresionante.

Después de una espera de dos décadas, Refractions (2020) no solo reivindica a Lowrider, sino que los sitúa en una nueva dimensión creativa. destacaría cómo esa condensación de riffs y atmósferas densas —los característicos “fuzz edificante”— se percibe con una claridad casi cinematográfica, sugerente de un paisaje sonoro donde el groove es tan colosal que sacude como una placa tectónica (theprogressiveaspect.net).